Leyendas Panteón de Belén – Los escoceses
Conoce una de las muchas Leyendas del Panteón de Belén, aprovechando la temporada octubre – noviembre, la leyenda de “Los escoceses”.
Hay quienes son recordados por sus malas acciones en vida, pero hay otros que están presentes en la memoria de los pueblos por sus actos de bondad y beneficencia, como lo demuestra la leyenda de los escoceses.
Guadalajara es un pueblo hospitalario, su gente es cálida y amable con aquellos que les brindan ayuda sin mayores pretensiones y son gentiles con sus habitantes.
Cuenta la historia que la llegada de los extranjeros a esta tierra era común, por ello la entrada y salida de personas no era de extrañarse, por el contrario, se instalaban uno o dos días y se retiraban.
Pero hubo una pareja que trascendió, quedando en la memoria de los habitantes después de su muerte y que es recordada con singular cariño: Joseph Johnston y Jean Young, mejor conocidos como Los escoceses.
Esta pareja proveniente de Escocia, de familia acomodada, llego a la ciudad de Guadalajara llena de bondades, y desde su primer dio se dedicaron a ayudar a las personas más necesitadas.
La caridad iba en aumento. En la puerta de su casa, pobres, enfermos y gente muy humilde esperaba horas y horas con innumerables quejas y solicitudes de ayuda. Todos eran recibidos con una palabra de aliento y dinero para resolver o para mitigar sus problemas. Los escoceses en ningún momento sintieron fastidio o cansancio por aquellas visitas.
Ya conoces la leyenda de Al fin juntos, Leer Aquí
El cariño y profundo agradecimiento no se hizo esperar, pues el pueblo reconocía en aquella pareja a sus salvadores, personas que los consolaban en sus dolorosos problemas y que siempre tenían una palabra de aliento.
No obstante, la fatalidad llego a sus vidas. El señor, un hombre bueno y honesto, que había amado profundamente a su esposa, falleció de una terrible y desconocida enfermedad. En su lecho de muerte le dijo a su mujer que regresara a Escocia, así en su país natal la soledad seria menos dolorosa.
A los pocos días de enterrar a su esposo, pensó en la posibilidad de regresar a su país. “¿Para qué?”, era la pregunta que daba vueltas en su cabeza; allá no tenía familiares, amigos y su compañero de toda la vida estaba enterrado en Guadalajara. Entonces, aferrada a sus recuerdos y a la nobleza de su gente, decidió quedarse en el pueblo y continuar con su labor.
Su casa abrió nuevamente sus puertas para ayudar a la gente, los escuchaba y trataba de aliviar sus sufrimientos, recibiendo a cambio sólo el afecto y muestras de cariño.
Pero la tristeza pudo más que las ganas de vivir. Cada rincón de la casa le recordaba todos los momentos compartidos con aquella persona que había partido. La melancolía era su enemigo a vencer día a día, hasta que ya no pudo más y a los 5 meses falleció.
Los habitantes estaban en deuda con Los escoceses que eran sus salvadores, amigos que habían llevado un poco de consuelo y tranquilidad a sus corazones, aliviando sus penas económicas.
Como muestra de agradecimiento los enterraron juntos para que sus almas pudieran unirse en el más allá. Para recordar el amor que en vida se tuvieron, en su gaveta situada en uno de los pasillos del Panteón de Belén, aparecen en un cuadro de perfil mirándose a los ojos.
Como un acto de fe, se dice que si a las 12 del día las personas con problemas económicos se acercan a su nicho y con devoción rezan un rosario, encuentran solución. Su tumba, como muestra de agradecimiento, se encuentra rodeada de cuadros y flores.
Conoce mas Leyendas como las del Panteón de Belén, “Los escoceses“ Aquí